Después de nuestra tentativa fallida para subir en teleférico hasta la estación superior, por culpa de las condiciones meteorológicas y dado que teníamos reservado el permiso gratuito para acceder al pico en aquel día, nos informaron de que podíamos disponer de hasta 2 días consecutivos para canjear el billete y poder utilizar nuestro permiso de acceso al sendero que asciende a la cumbre.

En este segundo día pusimos nuestras esperanzas para que las condiciones meteorológicas nos permitieran llegar a la estación superior del teleférico situada en La Rambleta a 3.555m de altitud sobre el nivel del mar y desde allí subir a pie por el sendero de acceso limitado “Telesforo Bravo” hasta el Pico del Teide situado a 3.715m según la medición oficial del Instituto Geográfico Nacional.

Según nos aproximábamos por la carretera al Teide más claro nos quedaba que esta vez era la buena, la cumbre se veía perfectamente despejada y no había nubes amenazantes. Aparcamos con comodidad dado que nos anticipamos a la hora de apertura de la taquilla y sin ningún problema nos canjearon los billetes del día anterior. La espera para acceder a la cabina del teleférico fue un momento de inquietud, nos preocupaba la temperatura en la cumbre y el llamado “mal de altura” por la falta de adaptación de nuestro cuerpo a la hipoxia (falta de oxigeno), sabíamos que debíamos subir sin prisas y que deberíamos evitar la deshidratación pero no sabíamos como nos podría afectar respecto a nuestra condición individual.

Sendero Telesforo Bravo: Pico de Teide

El ascenso en teleférico fue rápido, emocionante y divertido especialmente cada vez que la cabina superaba cada uno de los pilares que soportan el cableado. Finalmente estábamos arriba, el día estaba claro y la temperatura era agradable dentro de lo que se puede esperar en alta montaña en el mes de febrero. A pocos metros de la estación está el punto de control del sendero Telesforo Bravo, tras mostrar nuestros permisos comenzamos el ascenso por el camino empedrado claramente delimitado. Por delante poco más de 600m y 160m de desnivel que se recorren en gran parte en zigzag y que nosotros realizamos con calma, añadiendo pequeñas pausas cada poco para beber y sacar alguna foto.

Finalmente bordeamos el cráter, en un primer momento no fuimos conscientes de ello a pesar de las leves fumarolas o el olor a azufre, dado que al estar en pendiente y tener los bordes poco definidos por el desbordamiento de la lava no tiene la estructura típica de volcán que cada uno de nosotros guarda en su imaginación pero efectivamente estábamos ante el crater y a pocos metros hallamos el vértice geodésico clavado en la roca que marca el punto más alto, en pocos minutos en la cumbre ya éramos 10 personas y… ¡se estaban celebrando 2 cumpleaños!

Tras los minutos de contemplación del paisaje desde el punto más alto de la isla y de sacar las fotos propias de quien conquista una cima tan elevada, tocaba bajar mientras asimilábamos la gratificante experiencia. En esta parte del recorrido es cuando te resulta más impactante el Parque Nacional del Teide, desde las alturas puedes identificar el Parador de Turismo, los Roques de García (que habíamos visitado el día anterior) y el Llano de Ucanca.

Mirador de Pico Viejo

De vuelta en La Rambleta, decidimos acercarnos hasta el Mirador de Pico Viejo siguiendo el sendero que es de acceso libre, una ruta volcánica en la que se atraviesan antiguos ríos de lava y algunas fumarolas, según vamos avanzando hacia el mirador se comienza a ver el cráter de Pico Viejo con una perfecta y enorme boca de 800m de diámetro que cumple nuestras expectativas respecto a lo que esperas encontrarte cuando piensas en un volcán.

Ya en el mirador y en días claros se puede llegar a ver la costa sur de Tenerife y las islas Gran Canaria y La Gomera, tal y como indica un panel informativo aunque nosotros tuvimos que echarle un poco de imaginación para distinguirlas. Desde el propio mirador, la belleza de Pico Viejo te invita a seguir el sendero para acercarte al mismo pero eso ya son palabras mayores, sabíamos que la caminata es larga y además existe un límite de tiempo para volver en el teleférico.

La vuelta desde el mirador se realiza por el mismo sendero que acabamos de recorrer, es una ruta lineal, el recorrido está claramente delimitado, no es complicado y no se hace largo en exceso a pesar de la altura y el terreno irregular. Nuevamente en La Rambleta, la afluencia de gente era significativa y se hizo una pequeña cola para poder utilizar el teleférico de vuelta a la estación base donde se puede disfrutar de una pequeña área de descanso además de ofrecer servicio de bar y restaurante.

Habíamos completado nuestra visita al Pico del Teide, el motivo principal de nuestro viaje a Tenerife. Las condiciones meteorológicas adversas que nos habían impedido el acceso el día anterior, se transformaron en un día de lo más agradable, especialmente la temperatura. Quedamos muy contentos por la experiencia y sin duda la recomendamos para el público en general.